lunes, 13 de julio de 2015

Mis querid@s, después de pasar un largo tiempo en "hibernación", aunque no por ello, sin dejar de trabajar en El Reino de Las Libélu las, comienzo una nueva etapa, la de haceros agradable la Historia, la nuestra, la de nuestros ancestros, y haciendo hincapié en las mujeres, las grandes olvidadas, las vilipendiadas y maltratadas, las utilizadas para conseguir El Poder sobre El Pueblo.
Hace poco, hablando sobre el tema con una amiga, descendiente de la Princesa de Eboli, y que ni siquiera ella sabía que lo era, alegaba que mucha parte de la culpa de que las mujeres continuemos estando en un nivel "de inferioridad" con respecto a los hombres es, precisamente, culpa de las propias mujeres. Comenzamos a intercambiar opiniones y terminamos en nuestra época actual, discutiendo sobre ello, pues lo cierto es que, en una parte, ella tiene toda la razón, aunque en otra parte, yo también tenía razón. 
¿Por qué? Pues simplemente porque a las mujeres se nos ha educado y continúa educando en muchos sectores socioambientales, en especial en el ámbito rural, como antaño. Así nos encontramos diferencias auténticamente abismales, según la procedencia del o de la individu@, tanto a nivel social como religioso. Llegadas a ese tema, ambas coincidimos: sí, el MUNDO HUMANO NO PODRÁ LLEGAR A UNA AUTÉNTICA EVOLUCIÓN MIENTRAS SE HAGA DISTINCION DE SEXOS, y no de PERSONAS, civilizadas, y en el siglo XXI, ¡ya es hora de cambiar de CHIP! .....¡Pero no es fácil! y mientras, las mujeres que hemos sido PRIVILEGIADAS por la suerte del Destino, TENEMOS LA OBLIGACION DE GRITAR BIEN ALTO Y TODAS JUNTAS:¡Recuperemos lo que nos pertenece, como seres humanos, como personas civilizadas, aunque seamos mujeres, hombres o transexuales, porque no importa tanto con quién te acuestas, pero sí cómo y dónde te levantas!!!!
Como mujer, decidí recuperar, en la medida que me fuese posible, el nombre de las Madres, de las Esposas, de las Hijas y de las amantes de las Casas Nobles del antiguo reino de Galaecia. Mi trabajo es un homenaje a ellas y, además, por una promesa a Juan de Oliveira, porque, a pesar de fama, fue un auténtico caballero. Agradecida por vuestro seguimiento, vuestra espera y paciencia, y, sobre todo, vuestra atención.