martes, 14 de agosto de 2012

Coloquio Internacional de Boticas, Portugal- Ponencia

Sobre el territorio Turdii y el Príncipe de Tudesia
1. Introducción
En la Historia de la Humanidad hubo personas que permanecieron en la sombra, olvidándose sus nombres. Pero también hubo quien, sacudido por la fuerza de sus ancestros, decidió seguir por caminos en los que dejó su huella. Uno de estos personajes fue D. Juan de Oliveira, conocido como el escultor de los caballos, quien me habló de un utópico país al que llamaba Portuliçia y me hizo prometerle que, algún día, escribiría un libro sobre ella.
Mi vida siguió por caminos que me llevaron hasta las tierras del olvidado Señorío Real de Tudesia, territorio del que me enamoré de tal modo que me dió la fuerza y la motivación suficiente para dedicarle estos últimos años de paro forzoso, aprovechando el tiempo para sacar a la luz esta historia desde el mundo de las tinieblas.
Años después, acompañando a un grupo de profesores/as de la universidad de Lisboa en un recorrido turístico por la ciudad medieval de Tui, les conté la historia como si fuese la de una mítica Portuliçia, con su parte real, las crónicas, y la irreal, las leyendas. Al finalizar el recorrido, quisieron comprar el libro por el que había explicado lo que escucharon a lo largo de la visita, sonreí y les dije que no existía más que en mi cabeza, y entonces me recomendaron que lo escribiese tal y como se lo había contado.
Esperando que sea de vuestro agrado y que os interese tanto o más que a mí, hoy aprovecho la oportunidad que se me da para introducirles en el mundo de "Portulicia: entre la leyenda y la historia del Señorío Real de Tudesia".
Inicié mi estudio sobre la historia real de aquel mítico territorio enfocándolo desde la perspectiva de mujer, planteándome interrogantes que debía descifrar, viajando por el túnel del tiempo hasta la Baja Edad Media, cuando desaparece el último guerrero, el noble Pedro Alvarez de Sotomayor, sucesor del gobierno de la familia Castro, heredera de los Traba, quienes habían recibido el cargo de la Casa de Trastamara, descendiente del linaje de los Ribadouro, de la familia Gutiérrez, cuyo jefe, Hermenegildo Gutiérrez, también referenciado como Hermenegildo III de Tude o Hermes Egilón III, fue el último personaje en aparecer referenciado con los títulos de Princeps de Tudesia y Rex de Gallaecia, a principios del siglo X.
2. Donde comienza la historia real de Portuliçia
El Señorío Real de Tudesia, que aparece referenciado a mediados del siglo VII junto a Hermes Egilón I de Tude, princeps de Tudesia, rex de Gallaecia, abuelo del rey Flavio Witiza Baltés, rey de la Hispania visigoda, deja de ser referenciado, así como los nombres de Flavio, Princeps y Rex, títulos que recogían los cargos heredados de padres a hijos desde la época romana en el territorio denominado como Gallaecia.
Posiblemente el nombre de Tudesia, que también aparece como Tudosia, antiguo territorio de la Panonia, en la actual Hungría, tuviese relación con San Martiño de Dume, oriundo de dicha región, quien seguramente referenció el antiguo territorio de la Turoquia romana, citándolo como las tierras pertenecientes al patrimonio familiar del rey de la Gallaecia sueva, patrimonio que se heredaba, según las normas del Imperio Romano y de los pueblos autóctonos bajo su dominación, de padres a hijos.
Siguiendo la teoría del historiador D. Andrés J. Pena Graña en su obra "Treba y Territorium", seguí el desarrollo de las familias gobernantes de la Gallaecia desde el año 999 hacia atrás, metiéndome en un túnel del tiempo, hasta que llegué a Hermes Egilón de Tude, referenciado también como el jefe de la Casa de Coimbra, Casa que aparece referenciada a principios del siglo VII en el personaje de Teodora o Teodosia de Coimbra, esposa del rey Leovigildo de Hispania, cuñada del rey Miro de Gallaecia. A lo largo de los siglos IX y X , la jefatura de la Casa permaneció en manos del Princeps de Tudesia y Rex de Gallaecia, por lo que es evidente que el territorio de Turoquia, luego Tudesia, era como una especie de requisito para quien heredaba el trono del reino, como en la actualidad lo es el título de Bragança en la monarquía portuguesa y el de Asturias en la española.
Según el profesor Pena Graña y otros historiadores, el territorio político llamado en lengua celta TREBA (Tierra) fue denominado a lo largo de la dominación romana como CIVITAS, POPULUS o RESPUBLICA, manteniéndose durante la época altomedieval. Dichos territorios estaban bajo el gobierno de un Princeps o Imperante y, con el paso del tiempo, se convirtieron también en diócesis, aunque continuaron manteniendo el control las familias que conformaban el clan familiar del señor, el Princeps. El clan familiar era propietario latifundista, que repartía las tierras entre sus familias, siguiendo las costumbres de sus antepasados, y su jefe, acorde con las hipótesis del profesor Alberto Sampaio, era quien recaudaba los impuestos para los romanos. Tal y como apunta el profesor Hermano Saraiva, en su Historia de Portugal, estas hipótesis están más de acuerdo con los hechos conocidos, llegando hasta nuestros días vestigios de un primitivo comunitarismo, propiedad comunal que, para algunos historiadores, tenía su origen en el régimen de propiedad indígena anterior a la ocupación romana, y que cobraron vigor en tiempos de la denominada época de la Reconquista, entre los siglos VIII, IX y X., evidenciándose en el desarrollo de las Casas arriba citadas.
3. La Turoquia romana y el patrimonio familiar
Según un poema de Avieno, por el siglo IV antes de la Era Cristiana, los Sefes eran un pueblo que habitaba en el norte de la Península Ibérica desde el río Tajo hacia el norte, localizado en la franja atlántica. El nombre tenía relación con sus creencias religiosas, pues al parecer adoraban a las serpientes. Otros autores, como Estrabón o Ptolomeo, hablaron de un pueblo celta que vivía en las tierras entre el Duero y el Tajo, los Turdii, en versiones Turdulii Vetere, quienes junto con otros pueblos, iniciaron un movimiento migratorio hacia las tierras del norte atlántico y ,llegando hasta las tierras del Finisterre actual en Galicia, decidieron regresar a sus casas, olvidándose del lugar por donde tenían que vadear un río, por lo que se establecieron entre el río Miño y el conocido río Lima o Limia. La experiencia debió de ser tan traumática, que dió origen a la leyenda del Río del Olvido, quedando bautizado como Lethes por los romanos, pueblo que, según se cita, era muy supersticioso. Según versiones de historiadores, el hecho se debió a la muerte de su jefe, por lo que se asentaron en territorio antes poblado por otras tribus.
El territorio de la Turoquia romana abarcaba las tierras entre los ríos Verdugo, al fondo de la ría de Vigo, y el río Lima, contando con las ciudades de Lanobriga, actual San Cibrán de Lás, cerca de Ribadavia, y de Briteiros, cerca de Guimarâes, llamadas citánias. También contamos con la del monte Santa Tecla, en la desembocadura del Miño. Aunque todavía hay mucho trabajo de investigación, se puede evidenciar que el eje de mayor actividad en la
época de la cultura de los castros en todo el territorio de aquella Gallaecia romana estaba ubicado en el convento bracarense, posteriormente provincia bracarense en el reino suevo, por lo que se podría decir sin lugar a dudas que el territorio de la Tudesia pertenecía al clan que gobernaba la provincia romana, posiblemente en calidad de "aliado" o "cliente" de Roma.
Por otra parte, si tenemos en cuenta las costumbres ancestrales, es posible que la familia del jefe de los Turdii emparentara con la familia del "legado" del Imperio, dando origen a un nuevo tronco familiar hispano-romano del que, a mediados del siglo IV de la Era Cristiana, procedía Teodosio I de Roma, cuyo lugar de nacimiento se sitúa en Cauca que, según historiadores españoles, se localizaba cerca de Toledo y Segovia, y según historiadores lusos, estaba ubicada en la actual Paredes de Coura, en la provincia portuguesa de Miño, muy posible si las citánias de San Cibrán de Lás y de Briteiros fuesen los ejes antes comentados y teniendo en cuenta la capitalidad de Bracara en la provincia de Gallaecia, reforzada esta teoría por los hechos posteriores, con la llegada de los suevos y el asentamiento del reino en la provincia bracarense, asentando su primera capital en Tude, centro del Señorío Real de Tudesia.
Las características de la citania de San Cibrán de Lás dan pie para pensar que era la capital del territorio Turdii, el lugar donde se celebraban las reuniones y las ceremonias por las que se elegía al jefe de todos los clanes que gobernaban y administraban las tierras del territorio de los "galaicos". También por su situación geográfica y altura, desde donde se puede observar una enorme extensión, cuyos horizontes son las montañas del Xurés y Géres, por un lado, y, por otro, las montañas del Macizo Galaico del interior de la Galicia actual. Además tenemos que tener en cuenta la existencia de los denominados "fachos", localizados en ciertos lugares, desde donde se establecía una comunicación mediante hogueras y, que si observamos en un mapa, podremos comprobar que eran visibles a grandes distancias y, concretamente, desde dicha citania. También la ubicación de castros, posiblemente, asentamientos familiares pequeños cuya misión sería la de guardar y/o vigilar el territorio desde todos los ángulos, como la situación del castro ubicado en las faldas del monte Santa Tecla, que se localiza en las inmediaciones de la antigua Tude romana, y cercano a una montaña sagrada, en la que se encuentran enorme cantidad de petroglifos, que recuerdan a una especie de mapa, señalando los asentamientos de población, los lugares de caza y quizá otros lugares cercanos en el actual territorio portugués.
Por otra parte, se puede observar también que las primeras construcciones de carácter religioso, datadas entre los siglos IX y X, obras hechas por la familia heredera de la jefatura del territorio de la antigua Gallaecia, se ubican a muy poca distancia de dichos asentamientos de población (no más de unos 2 km. De distancia) que, probablemente, mantuvieron su actividad hasta la época altomedieval, siendo abandonados en los primeros enfrentamientos con las tropas árabes, ya en el siglo VIII de nuestra Era. Construcciones que posiblemente se hicieron para mantener viva la memoria de los antepasados.
Al entrar en conflicto la nobleza de los tiempos del rey Witiza, el territorio de Gallaecia quedó dividido en condados, los lucenses y los bracarenses, y los nombres de los ancestros, referenciados a lo largo del siglo IX en documentos de monasterios, como el de Balto o
Baltés y el de Flavio, nombres que aparecen en las dos Casas que mantuvieron el gobierno del territorio galaico, la Casa de Braga y la de Coimbra, se perdieron en las tinieblas del Tiempo, mezclados con hechos y leyendas que nos muestran una realidad llena de incógnitas, la de una soñada y mítica Portuliçia.
Epílogo
Soñar es una característica del ser humano. Los sueños pueden indicarnos un camino a seguir, también pueden ser un medio de comunicación con nuestro pasado o simplemente una forma de materializar nuestros más íntimos deseos. Pero, en nuestro caso, todos los indicios hasta la fecha, señalan que la utópica Portuliçia del bienquerido maestro Don Juan de Oliveira fue algo real, un territorio con una identidad propia, con una cultura e idiosincrasia como pueblo, cuyo legado debemos proteger, cuidar y mantener, señalizandolo y concienciando y educando a las jóvenes generaciones a respetarlo. Por ello, desde aquí ruego a las autoridades y a tod@s ustedes que comiencen por dar ejemplo, dando prioridad a nuestro patrimonio histórico, cultural y natural, anteponiéndolo a todo progreso que implique su desaparición, pues una vez destruido, ¡ya no hay arreglo!
¡ Muchas gracias por su atención!

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